Teorias Objetivistas Marxismo-Leninismo

Publicado por Mailyn Lopez en

Teorias objetivistas Marxismo-Leninismo

Marxismo-Leninismo

TERMINOLOGÍA

El marxismo, doctrina de CARLOS MARX (1818-1883), se denomina también «materialismo dialéctico» y «socialismo científico»: «Materialismo dialéctico» porque, para él la única realidad existente es la materia (monismo materialista), no el espíritu o la razón; una materia no estática, sino «esencialmente dinámica», en perpetuo progreso dialéctico (método de evolución por contradicción). «Socialismo científico», porque el valor principal no está en la persona sino en la sociedad (socialismo), y porque pretende dar una explicación científica. El marxismo ofrece «un sistema completo del hombre, de la naturaleza y de la historia: no es solamente una doctrina social y política sino algo mucho más amplio y ambicioso. Recibe el nombre de «marxismo-leninismo» porque la obra de MARX y sus colaboradores inmediatos, principalmente FEDERICO ENGELS (1820-1895), fue desarrollada por LENIN (Vladimir Iliich Ulianov, 1870-1924) quien hizo de Rusia, a partir de 1917, el primero de los Estados inspirado en la doctrina marxista. 


Fuente 250. CALVEZ, JEAN-YVES: El pensamiento de Carlos Marx (Taurus, Madrid, 1966), pág. 39.

DIFUSION DEL MARXISMO

Una apreciación desapasionada y objetiva no puede menos que reconocer la asombrosa difusión de esta doctrina en poco más de un siglo:

«Ochocientos millones de hombres viven hoy con gobiernos que apelan a la doctrina de MARX. Muchos más, bajo regímenes que no son de obediencia marxista, otorgan su confianza a partidos marxistas revolucionarios. El marxismo divide familias, a sociedades, a naciones, a imperios. Separa a los amigos. Es motivo de casi todos los conflictos internacionales a que asistimos desde la segunda guerra mundial. Entre nuestros contemporáneos hay algunos a quien el marxismo no le provoque o no le plantee problemas? Parece ser una revolución mundial la que está en marcha. Tiene su origen en Occidente, pero cuaja, ante nuestros ojos, en las civilizaciones más diversas. ¿Qué levantamiento es éste, que tiene dimensiones mundiales?»

Estas frases, escritas hace poco más de un decenio, conservan aún todo su valor. Diríamos que se quedan cortas, porque hoy son más de mil millones de hombres los que se rigen por la doctrina marxista. ¿A qué se debe tan extraordinario progreso? Creemos que a una serie de factores diversos: A) Factores ideológicos En primer lugar, los puntos centrales de la doctrina marxista son especialmente atrayentes: Es una filosofía realista que se presenta «como una sana reacción contra las alocadas abstracciones del idealismo, tratando de encontrar el mundo real y el lugar del hombre en ese mundo»; en materia de conocimiento profesa un relativo relativismo que, admitiendo algunas verdades absolutas, lo considera siempre capaz de ser mejorado cuantitativa y cualitativamente, con lo cual se promueve eficazmente el progreso; finalmente, es una doctrina de fácil captación para el que no posee una filosofía propia, y se desarrolla con una lógica férrea una vez que se aceptan sus puntos de partida. Pero tanto o más decisivos que los factores ideológicos, lo han sido otros en la rápida difusión del marxismo.


Fuente 251. Ibid., pág. 9.
Fuente 252. El mundo socialista abarca actualmente un tercio de la población mundial y asegura una tercera parte de la producción industrial del globo. Vid. DAVID, RENE: Los grandes sistemas jurídicos contemporáneos (Aguilar, Madrid, 1968), pág. 117.
Fuente 253. LEPP, IGNACE: Filosofía cristiana de la existencia (Ed. Lolhé, Buenos Aires, 1963), pág. 13; RUBIO LLORENTE, FRANCISCO: Karl Marx, Escritos de Juventud (Universidad Central de Venezuela, instituto de estudios politicos, 1965) pags 8 y 9.

MARXISMO Y NEOMARXISMO

En la difusión del marxismo hay que distinguir dos niveles o momentos: El marxismo «clásico», su núcleo original, que es desarrollado en la segunda mitad del siglo XIX por MARX y ENGELS, y las corrientes derivadas de ese núcleo, denominadas ordinariamente «neomarxismo» o «marxismo revisionista» que llegan hasta nuestros días. A su vez, el «neomarxismo» se divide en dos grandes tendencias: El neomarxismo «ortodoxo», que pretende ser fiel al pensamiento de los fundadores al desarrollarlo y adaptarlo a las nuevas situaciones, representado por LENIN, STALIN, MAO-TSE-TUNG y el ideólogo italiano GRAMSCI; y el neomarxismo «heterodoxo» cuyos seguidores, respetando las lfneas generales del marxismo clásico, efectúan interpretaciones «libres» del mismo: «libres», es decir, no ajustadas a la línea política oficial. Entre ellos se encuentran TROTSKY, BUJARIN Y ROSA DE LUXEMBURGO a principios de siglo: y en la actualidad, principalmente, el húngaro LEFEVRE y ROGER GARAUDY y los componentes de la llamada «Escuela de Frankfurt» (MAX HORKHEIMER, HEBER MARCUSE, ADORNO y otros).

Recientemente, valiosos estudios sobre los escritos de MARX hacen aparecer a la tradicional «doctrina marxista» como desorientada o desviada del genuino pensamiento del fundador. También es necesario advertir que no solamente científicos, escritores o ideólogos marxistas han sido perseguidos por un Partido Comunista Soviético erigido en intérprete oficial del pensamiento de MARX (basta recordar los nombres de PASTERNAK, SHAJAROV, SOLJE- NITSYN, GARAUDY, etc.), sino que los mejores partidos comunistas de occidente han torpedeado puntos fundamentales de la doctrina 258. Nos referimos al «eurocomunismo», que representa la más reciente «herejía» contra el marxismo «ortodoxo».


Fuente 257. Vid., por ejemplo, SILVA, LUDOVICO: Antimanual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos (Monte Avila, Editores, Caracas, 1974).
Fuente 258. Así ha ocurrido en Yugoslavia con el Mariscal Tito, desde 1950 y con los partidos que forman el «eurocomunismo». En Venezuela, el Movimiento al Socialismo (MAS) también surgió como una separación del P.C. oficial marxista-leninista.

EUROCOMUNISMO

A finales de 1970 se empieza a hablar de «eurocomunismo», palabra acogida rápidamente por la prensa internacional a pesar de que pareció desafortunada. Porque, en efecto, muchos países del Este europeo, gobernados por comunistas, están muy lejos del «eurocomunismo»; sin embargo, Japón, país asiático, tiene un poderoso partido comunista con ideas muy semejantes al «euro- comunismo». El nombre no define, pues, geográficamente, a este movimiento.

¿Quiénes lo forman? El Partido Comunista Italiano (P.C.I.), presidido por BERLINGUER; el francés (P.C.F.), por MARCHAIS y el español (P.C.E.), cuyo máximo dirigente es SANTIAGO CARRILLO.

En la acción concreta de los partidos eurocomunistas destacan dos aspectos íntimamente relacionados: Primero, el intento de adecuar la concepción del socialismo y la estrategia de la transición a las condiciones específicas del capitalismo desarrollado, y segundo, el divorcio, cada vez más fuerte, entre dichos partidos y el P.C. de Moscú. Dice un autor, nada sospechoso de antimarxismo, que

«… con el eurocomunismo se perfila el cisma de occidente del movimiento comunista internacional, siguiendo el cisma de oriente consumado en los años sesenta. Es una nueva y trascendental fase de la crisis general de dicho movimiento»

Ante esta situación un tanto confusa del marxismo actual, nos parece mejor ofrecer al alumno que se inicia en la carrera de Derecho y que todavía está empezando a orientarse en las diversas.


Fuente 259. «Hoy, la palabra dictadura no corresponde a lo que nosotros queremos. Tiene un sentido insoportable, contrario a nuestras aspiraciones y a nuestras tesis. Tampoco la palabra proletario es ya adecuada, porque queremos reunir con la clase obrera a la mayoría de los trabajadores asalariados». Estos conceptos se oponen radicalmente a la doctrina marxista «ortodoxa» para la cual la dictadura del proletariado es el medio indispensable para pasar de la sociedad capitalista a la comunis. ta. Vid. BERLINGUER, CARRILLO, MARCHAIS… La vía europea al socialismo (Edic. Península, Barcelona, 1977), pág. 116.
Fuente 260. CLAUDIN, FERNANDO: Eurocomunismo y socialismo (Siglo XXI Edito-
res, Madrid, 1977), pág. 3. doctrinas, una sencilla exposición de la doctrina marxista «ortodoxa», tal como se ha entendido hasta ahora en los escritos de MARX Y ENGELS y tal como se ha desarrollado histórica y política- mente hasta dominar una tercera parte de la humanidad. Es lo que exponemos a continuación en este capítulo que, dado el interés que la doctrina marxista tiene para nuestra juventud, podría ser considerado como una breve introducción al pensamiento de CARLOS MARX y FEDERICO ENGELS261

Principios Fundamentales

Los agrupamos con la mayor sencillez posible, en tres puntos: Materialismo dialéctico, materialismo histórico y marxismo revolucionario.

MATERIALISMO DIALÉCTICO

Como hemos indicado antes, el marxismo profesa un «monismo materialista» al afirmar que la única realidad existentes es la materia. Pero, en contra del que denomina «viejo materialismo», que la consideraba como algo inerte, pasivo, movida desde afuera por un «motor inmoble», MARX concibe a la materia como «esencialmente autodinámica», o sea, dotada internamente de un impulso energético que produce un inmenso conjunto de acciones y reacciones recíprocas en constante progreso, dando lugar al proceso evolutivo del universo. Todo es materia y sólo materia. pues también

«… la sensación, el pensamiento y la conciencia son los productos más elevados de la materia organizada en un sentido determinado»

Esta materia, única realidad existente en diversos grados de complejidad, evoluciona en forma dialéctica. El método dialéctico consiste, en general, en aceptar que la causa o razón del progreso está en la contradicción, es decir, en el enfrentamiento de elementos opuestos 263 MARX aplica la dialéctica a la naturaleza, a las relaciones del hombre con ella y a las relaciones de los hombres entre sí. Veamos:

A) La naturaleza material Su evolución se explica por medio de tres leyes

  • a) Ley de los contrarios. La realidad material «es la unión de elementos contrarios, recíprocamente incompatibles y exclu- sivos, pero igualmente necesarios e indispensables»; vgr. la atracción y repulsión en el mundo inorgánico, la carga positiva y negativa de la electricidad, los polos opuestos también positivo y negativo en el magnetismo; el hombre, que forma parte de la naturaleza, se plasma por la unión de sexos contrarios y su personalidad se constituye por la unión de elementos opuestos, egoístas y altruístas, etc. Esta contradicción es la que da a la naturaleza el dinamismo, el impulso energético interior que produce el desarrollo y la evolución del universo.
  • b) Ley de la negación. Todo progreso supone una negación, o mejor, «la propia negación es la causa del progreso». Si se siembra un grano de cebada, al germinar y nacer una nueva planta el grano desaparece (queda «negado»); la planta crece, es fecundada, produce nuevos granos y muere (queda también «negada»); pero, a través de esta doble negación, se ha realizado un progreso; veinte o treinta granos de cebada iguales al que se sembró, lo cual prueba que la materia está ordenada intrínsecamente al progreso «a través de su propia negación», en este caso a un progreso «cuantitativo».
  • c) Ley de la transformación. Pero la materia, además de producir aumentos cuantitativos, es capaz de lograr formas nuevas, de «transformarse» dando un «salto» en la naturaleza. En condiciones favorables, una serie de aumentos puramente cuantitativos producen el cambio de una sustancia en otra, es decir, un aumento «cualitativo», o aparición de algo «nuevo» en el universo:

    «… el movimiento mecánico, en condiciones dadas, se transforma en calor, el calor en luz, la luz en afinidad química, la afinidad química en magnetismo».

  • d) Consecuencia. De estas tres leyes se derivan dos consecuencias fundamentales en el pensamiento marxista: Primera, que la materia es eterna, pues su carácter autodinámico (que resulta de estar esencialmente compuesta por elementos contrarios) le dispensa de la necesidad de acudir a una causa externa a ella, a un Creador, para explicar su existencia y su desarrollo:

    «… el mundo material… es un proceso infinito que se va desplegando en el tiempo y en el espacio».

Segunda, que la materia está intrínsecamente ordenada hacia el progreso del universo, pues cada ser tiende a su propia negación en un modo del que necesariamente resulta una evolución o crecimiento: Unas veces en forma «cuantitativa» (ley de la negación), y otras en forma «cualitativa» (ley de la transformación) haciendo aparecer en el mundo una nueva realidad: Así, la mente humana es el resultado de un «salto cualitativo» que aconteció en la naturaleza cuando la materia orgánica había evolucionado hasta su grado máximo.

De esta manera, la materia y sus leyes pretenden explicarlo todo: En esta filosofía, dice ENGELS, «todo, excepto la doctrina del pensamiento y sus leyes, queda absorbido por la ciencia positiva de la naturaleza…»

B) La relación del hombre con la naturaleza es dialéctica.

El hombre arranca de la naturaleza lo que necesita para satisfacer sus necesidades y, al hacerlo, «la niega». Esta negación es de dos maneras: consumo inmediato y transformación. Es «consumo inmediato» cuando, vgr. el hombre bebe agua de un manantial: el agua, al ser bebida, «es negada», pero se hace hombre perfeccionando a éste y elevándose a sí misma. Es «transformación» cuando la naturaleza no puede satisfacer inmediatamente las necesidades del hombre y necesita ser previamente. transformada por el trabajo. Aquí es donde aparece una noción esencial y muy querida para el marxismo, la de «fuerzas productivas», en la que entran tres elementos: el trabajo (entendido en sentido amplio, como actividad del hombre, física o intelectual), que es «negación dialéctica de la naturaleza» y, como toda negación, produce un progreso (el hombre, al trabajar, modifica su misma naturaleza, aplicando sus fuerzas -que estaban como dormidas- a la materia, perfeccionándose y haciéndose más hombre); la naturaleza que, al ser transformada -«negada»- por el trabajo del hombre, se humaniza y se eleva; finalmente, los instrumentos de producción, que también se perfeccionan al ser utilizados en el trabajo. En resumen: el trabajo (elemento subjetivo), la naturaleza (elemento objetivo) y los instrumentos de producción (elemento instrumental), componen las fuerzas productivas.

C) Finalmente, las relaciones de los hombres entre sí son dialécticas. Hay una dialéctica «natural» entre el otro y yo, pues yo estoy orientado hacia él (lo necesito) y, al mismo tiempo, en oposición a él: la forma fundamental de la relación social es la relación entre varón y mujer en la cual se constituye la especie, la sociedad, realizándose el hombre al máximo porque su naturaleza es social. Y otra relación «de trabajo»: mi necesidad se satisface con tu trabajo y tu necesidad con el mío. Así queda explicada para el marxismo, la dialéctica de la naturaleza, el «materialismo dialéctico». En él se basa el materialismo histórico que analizamos a continuación.


Fuente 261. Pensamos que los estudios sobre «el joven MARX» y su relación con la doctrina oficial marxista están a nivel de tesis doctorales, demasiado profundas para nuestra asignatura. Y la secesión de los Partidos Comunistas de Occidente, es aún demasiado reciente para sacar conclusiones definitivas: no pocos escritores y políticos dudan de la sinceridad de tal cambio de ruta. Algunos lo ven como una estrategia pasa- jera para evitar la represión de occidente. Puede ayudar la siguiente bibliografía elemental: Vid. NUÑO, JUAN ANTONIO: Sentido de la filosofía contemporánea (Universidad Central de Venezuela, Colección «Avance», 1965), pág. 227 a 279; GARAUDY, ROGER: Le grand tournant du socialisme (Gallimard, París, 1969), Ya no es posible callar (Monte Avila, Caracas, 1971), Del anatema al diálogo (Ed. Ariel, Bar- celona, 1968); MARCUSE, HEBERT: Para una teoría crítica de la sociedad (Ed. Tiempo Nuevo, Caracas, 1971); RUSCONI, G. E.: Teoría critica de la sociedad (Ed. Martínez Roca, Barcelona, 1969); SILVA, LU- DEOVICO: Marx y la alienación (Monte Avila, Editores, 1974), La plus- valía ideológica (Monte Avila, Editores, 1970) y El estilo literario de Carlos Marx (Monte Avila, Editores, 1972).
Fuente 262. LENIN: Materialismo y Empiro-cristicismo, citado por Mc. FADDEN: Fi- losofía del comunismo (Ed. Sever-Cuesta, Valladolid, 1961), pág. 66.
Fuente 263. El método dialéctico lo aplicó HEGEL al mundo del pensamiento que, para él, era la última realidad. La «Idea» se desarrolla pasando por tres etapas: la afirmación (tesis), la negación o contradicción de la anterior (antítesis) y la fusión de ambas (síntesis) que supone un enriqueci miento, fruto de la contradicción. MARX aplicó este método a la ma- teria, para él única realidad existente. Vid., CALVEZ, op. cit., pág. 372.
Fuente 264. ENGELS: Anti-During (Ed. Grijalbo, México, 1968), págs. 110 a 135; GARAUDY, ROGER Y OTROS: Lecciones de Filosofía Marxista (Ed. Gri- jalbo, México, 1966), págs. 293 a 314
Fuente 265. ENGELS, op. cit., pág. 126. 266. MARX: Carta a Engels. Cit. por Mc. FADDEN, op. cit., pág. 58; Vid. ENGELS, op. cit., págs. 117 a 120. 267. ENGELS, op. cit., pág. 39.
Fuente 266. MARX: Carta a Engels. Cit. por Mc. FADDEN, op. cit., pág. 58; Vid. ENGELS, op. cit., págs. 117 a 120.
Fuente 267. ENGELS, op. cit., pág. 39.
Fuente 268. Ibid., pág. 11.

MATERIALISMO HISTORICO

La doctrina marxista de la historia es de extraordinaria importancia porque aplica las leyes del materialismo dialéctico a la sociedad, constituyendo así un eslabón entre aquellas tesis y el marxismo revolucionario o acción política marxista. Veamos sus puntos principales:

Interpretación marxista de la historia Para Marx, «historia es la actividad de los hombres en busca de sus objetivos» más concretamente, «la lucha del hombre con la naturaleza para satisfacer sus necesidades». Lo verdaderamente importante es determinar las causas de los fenómenos que aparecen en la sociedad humana. ¿Cuáles son estas causas? El marxismo reduce a dos las explicaciones ajenas a su doctrina:

Primero, las idealistas, según las cuales el hombre es libre para hacer la historia, es su «protagonista», siendo aquella el resultado de la actividad o de los grandes «genios» movidos por ideas políticas, filosóficas o religiosas. Segundo, las fatalistas, para las que el hombre es incapaz de modificar las circunstancias objetivas, siendo éstas las que determinan necesariamente la marcha de la historia (empirismo).

La interpretación marxista hace una síntesis de ambas: Superficialmente» se podría dar la razón al «idealismo», porque la historia parece hecha por motivos ideales (ambición, entusiasmo por la verdad y la justicia, odio personal o caprichos individuales de todo género); pero, «en el fondo», hay otro factor fundamental que es el verdadero motor de la historia: el factor económico. Dice ENGELS:

«… las causas últimas de todas las modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse en la cabeza de los hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas, sino en las transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que buscarlas en la filoso- fía, sino en la economía de las épocas de que se trate»

¿En qué se funda esta afirmación? ¿Por qué razón las «formas de producción y de cambio», o sea, el factor económico es el verdadero motor de la historia? MARX lo explica así: La primera ley de la naturaleza humana es permanecer en la existencia, subsistir y no morir, para lo cual debe encontrar los medios adecuados. Al ser ésta la «ley fundamental», el hombre moldeará toda su vida de acuerdo a ella; y la sociedad se organizará también según el modo como el hombre haya de procurarse los medios de subsistencia, o sea, según el «modo de producción». Es decir: «La producción, para atender a las necesidades de la vida, y el subsiguiente intercambio de productos, constituyen la fuerza fundamental y directiva de la historia». Como dice ENGELS,

«… nosotros vemos en las condiciones económicas lo que condiciona en última instancia el desarrollo histórico… El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc., descansa en el de rrollo económico»


Lucha de clases
La división de la sociedad en clases sirve a MARX para introducir en la historia la «dialéctica», que tan importante papel juega en su filosofía de la naturaleza.

Los elementos contradictorios que forman la realidad material la dotan de un movimiento inmanente, «autónomo», hacia el desarrollo cuantitativo y hacia la producción de nuevas especies; del mismo modo, las clases opuestas que constituyen el organismo social originan un movimiento contradictorio que hace progresar la historia:

«La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos, se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta…»

Partiendo de una situación social determinada (tesis), el movimiento dialéctico progresará primero cuantitativamente (lucha de clases entre poseedores de medios de producción y desposeídos) hasta llegar a su punto álgido, la revolución (antítesis); el triunfo revolucionario engendrará nuevas condiciones de producción (síntesis) que determinarán nuevas superestructuras o «sistemas», iniciándose un nuevo ciclo dialéctico.

Etapas de la historia La doctrina marxista enumera tres grandes sistemas después de la primitiva comunidad con propiedad colectiva: La sociedad antigua con la propiedad de los esclavos, la sociedad feudal con los siervos y la sociedad burguesa o capitalista. Cada uno de estos sistemas ha constituído una etapa necesaria en la evolución progresiva; necesaria porque cada sistema surgió para sustituir al anterior cuando, por mejorar los instrumentos de producción, éste envejeció y se hizo «reaccionario». Por eso, todos tienen un valor relativo y se hacen caducos hasta llegar a una fase final: la sociedad comunista. Veámoslo en el punto siguiente.
 


Fuente 269. Un estudio completo sobre este tema es el de WETTER, GUSTAV A. EI materialismo dialéctico (Taurus, Madrid, 1963).
Fuente 276. Ibid., Manifiesto comunista, pág. 34.

MARXISMO REVOLUCIONARIO

Como consecuencia lógica de su «monismo materialista esencialmente autodinámico», el marxismo es una doctrina de acción y actuación política: «Los filósofos pretenden conocer el mundo; nosotros queremos transformarlo», decía MARX. Lo primero que pretende transformar es la sociedad capitalista en la que nace y se desenvuelve. Estudiaremos el punto de partida, el camino y la meta de su acción revolucionaria.

A) Punto de partida Lo constituyen las «alienaciones que sufre el hombre en la sociedad capitalista. Se pueden definir como «situaciones en las que el hombre se ha perdido a sí mismo», que lo colocan fuera de su sitio, como un hueso descoyuntado, sin permitirle su realización. Las alienaciones son cinco, relacionadas entre sí; la más profunda, de la que dependen todas las demás es la alienación económica.

  • a) Alienación económica. En el régimen capitalista está «alienado» el trabajador, porque el producto de su trabajo se lo lleva el capitalista, quien lo esclaviza; y también lo está el capitalista porque se enriquece sin trabajar y no puede realizarse por el trabajo, que es lo que perfecciona al hombre. La raíz de la alienación económica está en que, en la actual situación capitalista, «el trabajo es colectivo, mientras que los medios de producción son de propiedad privada»: esta es la contradicción fundamental.

  • b) Alienación social. El hombre es un ser social y busca en otros su complemento; pero como la sociedad se halla dividida en clases antagónicas en lucha, y cada hombre se identifica con una de las clases, participa en el mal de la clase a que pertenece. Claro es que el mal es mayor en la clase oprimida; pero tampoco los miembros de la clase dominante gozan de un bien plenamente humano. Este sólo se realizará cuando desaparezca la propiedad privada, en la fase final de la evolución, en la sociedad comunista.

  • c) Alienación política. Los principios de libertad, igual- dad y fraternidad» de los ciudadanos frente a la ley, preconizados por la revolución francesa, no pasan de ser una ilusión en una sociedad de enormes desigualdades económicas: No hay igualdad real, ni fraternidad ni libertad. Por lo tanto, el hombre, como ciudadano, está políticamente «alienado».

  • d) Alienación filosófica. También lo está bajo el punto de vista filosófico, porque la filosofía se limita a «conocer» el universo y a dar una explicación puramente «teórica» a los conflictos del mundo económico, social y político. Por tanto, «la filosofía es incapaz, por sí sola, de transformar la realidad». El marxismo, con su doctrina de la «praxis» (acción) como guía y comprobación del pensamiento, salvará al hombre de esta aberración.

  • e) Alienación religiosa. Esta alienación, aunque no es la fundamental, es la más fanáticamente combatida por el marxismo. Para MARX, la religión «es falsa y aliena al hombre haciéndole creer en elementos trascendentes (alma, inmortalidad, Dios), siendo así que la única realidad existente es la materia»; le hace pensar en una «ciudad celeste» distrayendo su atención de la «ciudad terrestre».

La religión tiene su explicación primitiva: El hombre desconoce la naturaleza y la teme; por eso atribuye a la divinidad los fenómenos naturales y trata de aplacarla ofreciéndole sacrificios y oraciones. Más tarde, al dividirse la sociedad en clases, opresores y oprimidos quedan alienados religiosamente: Los oprimidos «alienados en el consuelo», porque la religión les ofrece la recompensa de una vida futura feliz si se resignan pacientemente a su triste situación en la vida presente, con lo que se adormecen ante los deberes de su quehacer humano temporal (por eso dice MARX que la religión es «el opio del pueblo»); los opresores, «alienados en la seguridad», pues mediante la observancia de ciertas prácticas morales externas (ordinariamente muy individualistas), la religión les garantiza también la felicidad de la vida futura.

Según el marxismo, la religión desaparecerá al terminar la alienación económica, causa de la misma: Al terminar la propiedad privada y las clases sociales, el hombre no necesitará de religión. «La religión, efectivamente, no es más que un fenómeno secundario y derivado: la raíz de alienación está fuera de ella».

Estas alienaciones del hombre en la sociedad capitalista constituyen el punto de partida del marxismo revolucionario. Se ha intentado remediarlas con soluciones ilusorias, pero sin resultado; sólo la doctrina marxista, científicamente comprobada -dicen sus partidarios-, sabe cómo hacerlo y nos pone en camino.


Fuente 277. La alienación es el tipo general de las situaciones del sujeto absolutizado que se ha dado un mundo propio, un mundo formal, rechazado lo verdadero y concreto de sus exigencias… Por eso, la alienación no es un fenómeno de la inteligencia -como el error, sino un fenómeno total de conciencia que se refiere al hombre existente en cuanto hombre… Se trata de situaciones en que el hombre se ha perdido a sí mismo. Vid. CALVEZ, op. cit., págs. 51-57; también GARAUDY, R. y Otros: Leccio- nes de Filosofía marxista (Ed. Grijalbo, México, 1966), págs. 197 a 221.
Fuente 278. MARX, K.: Manuscritos de 1844, en RUBIO LLORENTE, op. cit., págs. 164-181; Vid. CALVEZ, op. cit., págs. 262 a 365.
Fuente 279. Ibid., págs. 205 a 261; Vid., ANTOLIN, VICTOR: La doctrina marxista del interés general (Ed. Euramérica, Madrid, 1956), pág. 13.
Fuente 280. CALVEZ, op. cit., págs. 277 a 205.
Fuente 281. Ibid., págs. 112 a 177.

LA SOCIEDAD COMUNISTA

Será una sociedad sin Estado, asentada sobre los pilares básicos estabilizados lentamente en la etapa anterior: La completa ausencia de la propiedad privada de los medios de producción y la desaparición de toda explotación del hombre por el hombre. Y tendrá, según el marxismo, las siguientes características.

  • a) No habrá una institución organizada de gobierno, pues «la mente humana será tan social, que los individuos se gobernarán a sí mismos sin régimen estatal». La sociedad será una vasta asociación de hombres unidos para la producción; trabajarán sin que se les obligue, esperando recibir solamente lo necesario para cubrir sus necesidades; ellos mismos suprimirán los abusos que ocurran entre particulares, sin necesidad de poder coercitivo organizado: el pueblo mismo lo hará, como ocurre ahora en nuestra sociedad, cuando un grupo de amigos se- para a dos contendientes sin recurrir a la policía.

  • b) No habrá clases sociales antagónicas, en conflicto. Por primera vez en la historia reinará una verdadera igualdad entre los hombres, y la humanidad, en vez de destruir innumerables vidas humanas e incalculable riqueza en luchas de clases y naciones, empleará toda su energía en desarrollar la naturaleza.

  • c) Se borrará toda distinción entre trabajo físico y mental, pues los hombres comprenderán que deben entregarse a la colaboración social en conformidad con sus disposiciones y habilidades.

  • d) Habrá gran abundancia de riqueza material a disposición de los miembros de la sociedad, pues, libres de opresión y tiranía, los hombres desarrollarán los poderes humanos consiguiendo una gran productividad. Finalmente,

  • e) Habrá una armonía de intereses y un enriquecimiento de la cultura y educación:

    «Al desaparecer las clases será abolido en todas sus formas el monopolio de educación. La cultura estará al alcance de todos; las pasadas ideologías de clase dejarán puesto a la filosofía científica materialista… El desarrollo de la producción hará posible que aumente el bienestar de la Humanidad y que se reduzca al mínimo el tiempo dedicado a la producción material. Ello permitirá que florezca la cultura como ja- más ha florecido en la Historia».


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